En el mundo del deporte colectivo hay dos tipos de charlas de vestuario comandadas por el entrenador: las convocadas luego de un par de derrotas y las sistemáticas. Un ejemplo de estas últimas es antes del primer entrenamiento semanal, con independencia del resultado del último partido.

Las primeras son reactivas, conversaciones tipo autopsia, mientras que las segundas son proactivas, anticipatorias y con mayor foco en un pensamiento prospectivo.

Definir cuándo, cuánto, qué, cómo, a quién y a través de qué canal comunicar se convirtió en una suerte de servicio de primera necesidad para los equipos laborales. Cuándo y cuánto comunicar, fundamentalmente, determina el concepto de comunicación oportuna. Es vital que cada colaborador y líder comprendan que los espacios comunicacionales tienen un impacto económico en el resultado del negocio.

Ese mensaje cultural es de vital importancia para los equipos productivos. Se puede medir, por caso, la inversión de cada empresa en sus espacios de reuniones y conversaciones individuales. Por ejemplo, una reunión on line de una hora entre cinco colaboradores con una media de costo laboral mensual de 100 mil pesos implica una inversión de 2.800 pesos.

Por otro lado, esas horas se restan del tiempo disponible que tiene el equipo para las tareas habituales, impactando sobre los resultados del negocio. Por lo tanto, la comunicación oportuna también debe pasar por el filtro del costo-beneficio: asegurar que las reuniones sean pertinentes y generen resultados acordes a sus costos, sea en términos de compartir información o tomar decisiones.

Conversaciones sistemáticas, planteadas desde un abordaje psicológico y comunicacional, concreto y realista, que ligue la cultura, la estrategia y los resultados y que se ajuste a la relación beneficio-costo es la piedra basal para comenzar a dinamizar un esquema de comunicación oportuna que se enfoque en el rendimiento sistémico de tus equipos de trabajo.