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El 2021 llega con las certezas de la pandemia que transitamos desde hace un año, pero también con lo incierto de escenarios dinámicos que no son ni los presenciales de hasta el 2019, ni la cuarentena del 2020. Por primera vez viviremos la fusión entre lo que siempre conocimos y lo que en el año pasado irrumpió.

 

2 de abril de 2020: aproximadamente 3.900 millones de personas estuvieron afectadas por algún tipo de restricción en el uso del espacio y del tiempo. Más de la mitad de la población mundial conoció algún tipo de “cuarentena”. Inédito en la historia de la humanidad. De ahí en más, todos los ámbitos de la vida de las personas fueron afectados. Y así transitamos el resto del año, con pequeños matices según locaciones y legislaciones.

Si el 2020 fue un shock, el 2021 será seguramente impredecible. Mutaciones virales, hastío de encierro, logística de vacunación, y una incesante necesidad de reactivación económica, son algunos de los ingredientes del año que de alguna manera, cada persona deberá gestionar según su posibilidad y acorde a sus responsabilidades.

La psiquis funciona por un principio de homeostasis interna, tal como el resto de los sistemas biológicos humanos. Gastar energía de más, al psiquismo no le gusta. Las certezas son un combustible que hace ligero el gasto del aparato cognitivo y anímico, mientras que la incertidumbre provoca como mecanismo psicológico, uno de los mayores desgastes de combustible mental. No saber qué va a pasar sencillamente hace consumir muchísima energía.

El segmento certezas – incertidumbre tendrá muchísimo que ver con los niveles de estrés por el que atravesará toda la población en su conjunto, y a partir de allí el comportamiento de variables tan importantes como el entusiasmo con el cual encarar la vida diaria, la apatía con la cual evitarla, la conciencia de transitar el camino o la ansiedad de obsesión por la línea de llegada.

Combatir la incertidumbre vs aliarse a lo incierto, esa puede ser la cuestión.

Asociarse a lo desconocido puede depositarnos en un sendero de enriquecimiento interno, personal y colectivo.

¿Por qué este contexto no puede abrirnos a conductas de corto plazo que impacten en hechos importantes para cada uno de nosotros?

¿Por qué no nos puede invitar este escenario a eliminar la postergación, a dejar de transitar días viviendo de la evocación de lo pasado?

¿Por qué este año no puede hacernos combinar metas de los equipos de los que formamos parte, con objetivos de desarrollo personal, realistas pero desafiantes a la vez?

¿Por qué lo incierto no puede ser el pilar a través del cual honrar el momento presente?

¿Por qué lo nuevo no puede hacernos dar un paso al frente dejando lo que no nos hizo bien?

En definitiva, si de todas maneras la vida está ahí, finita pero inmensa a la vez, ¿cuál es el propósito que elegimos para nuestro 2021? ¿cuál el sentido que queremos darle a la experiencia de vivir este año único?

Del deseo de querer buscar las respuestas, puede estar la claridad para crecer en el recorrido.

Nuestras sugerencias para aminorar el impacto de la incertidumbre:

  1. Ver en lo incierto una oportunidad de crecimiento en lugar de una amenaza.

  2. Una vez definido el aspiracional del plan anual, enfocarse en definir metas cortas, realistas y desafiantes con plazos SEMANALES.

  3. Foco en la acción que depende de mí/nosotros en lugar de las ideas que no dependen de mí/nosotros.

  4. Foco en “lo posible” como un escenario realista, y no en lo ideal como un aspiracional inalcanzable en este contexto. ¡Priorizar!

  5. Entender que los errores de ejecución y las metas no logradas son parte del camino para anticipar frustraciones del equipo ante resultados adversos.

 

Si querés profundizar sobre herramientas para la Gestión de la Incertidumbre propia y de equipos, ingresá en el siguiente enlace e informate: https://rindo.com.ar/capacitacion/gestion-de-crisis-e-incertidumbre.php  

 

César Bernhardt

Linkedin @César Bernhardt

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