La planificación es la piedra basal de esta obra, constituye una forma de ordenar los conocimientos e ideas con el objetivo de organizar y desarrollar las sesiones de entrenamiento durante la temporada y que éstas reúnan todos los aspectos propios del juego: técnicos – tácticos – físicos – psicológicos. El principal objetivo de la planificación es evitar la improvisación. Tres puntos se deben tener en cuenta para realizar una óptima planificación: plantear objetivos, tanto de rendimiento como de resultado, definir una estrategia para el alcance de los mismos y un plan de seguimiento, que nos permita un continuo análisis de nuestro trabajo.
Uno de los valores positivos del deporte es el inculcar una disciplina en las tareas y actividades a realizar. Dentro de estas tareas, la adherencia al entrenamiento se muestra un pilar fundamental para lograr los objetivos de entrenamiento. Una correcta planificación de entrenamiento es totalmente acéfala si no se acompaña con la adherencia del equipo de trabajo Hay que tener sumo cuidado, porque la mera asistencia a un entrenamiento no implica estar adherido a él. Considero que hacer parte de la toma de decisiones al deportista es una de las formas más efectivas de lograr adherencia y compromiso con el trabajo.
Dentro del entrenamiento de una disciplina deportiva, encontramos varias posibilidades de trabajo con características propias de cada una. Entre ellas, una de las principales es el aprendizaje de habilidades, que no es exclusivo de las categorías formativas, sino que se da a lo largo de toda la carrera deportiva, como lo plantea Julio Velasco: “Para estar en el alto nivel es necesario ser bueno y seguir teniendo capacidad de aprender”.
Cuando el deportista se apropia de una habilidad de ejecución, es necesario afianzarla y llevarla a condiciones de competición. Es, justamente, en la consolidación de la habilidad donde aflora el valor de otra de las claves, el ensayo repetitivo. Ejecutar tantas veces sea necesario hasta que la realización del ejercicio sea automática. Una vez conseguido esto es necesario brindarle una carga de estrés, similar a la que se da en competencia, para que el deportista pueda responder con la intensidad y velocidad final deseada. Aquí se refiere a exposición y ensayo en condiciones de competición. Los All Blacks neozelandeses, han implementado una rutina central de entrenamiento, que llaman los jueves bajo presión. Se trata de llevar el cerebro a situaciones de estrés y poner a prueba la capacidad de tomar decisiones. Repetir hasta automatizar. Hasta hacerlas de modo inconsciente.
Otro segmento importante del entrenamiento de alto rendimiento es la preparación específica de competiciones, donde el trabajo vira sus objetivos de cara a las características particulares de la competición que deberá afrontar y para la cual se prepara. Para poder lograr una óptima preparación de competición es importante desarrollar un plan de juego o de acción, orientado a la competencia que se tiene por delante, para minimizar el margen de error y brindarle al deportista las herramientas necesarias para llevar al máximo su rendimiento.
Como última clave para la preparación de alto rendimiento, la evaluación del entrenamiento es de vital importancia y debe estar presente durante todo el proceso de trabajo. Esta nos permitirá poder ir cambiando cuando las cosas no funcionen como planificamos o nos desviemos del camino. La evaluación debe ser tanto cualitativa como cuantitativa, y sobre todo, debe contar con una instancia de feedback con el deportista para obtener una mirada bipartita del proceso de entrenamiento.
En conclusión, tener en cuenta las siete claves aquí desarrolladas, nos ayudara a mejorar la calidad de nuestras sesiones de entrenamiento, y nos acercará, cada vez más, a un alto y sostenido nivel de rendimiento.
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