En el contexto BANI (por el acrónimo en inglés cuya traducción significa frágil, ansioso, no lineal e incomprensible), no hay rendimiento sistémico posible para ningún tipo de organización pública, privada o del 3er sector, sin comprensión efectiva del entorno colectivo actual y de las características individuales de las personas que conforman los equipos actuales. La desconexión en los años venideros no es una posibilidad exitosa. Ni para una start-up, ni para una empresa familiar, ni para un club, ni para una multinacional.
Si el mundo VUCA - ese mundo volátil, incierto, complejo y ambigüo - nos trajo la enseñanza de que la flexibilidad cognitiva no se negocia (ya que la falta de adaptación significó “game over” para muchas marcas y organizaciones de prestigio intachable e intocable para la época, como así también la efectiva adaptación implicó posibilidades de crecimiento y desarrollo en unidades de tiempo sin precedentes en la historia de la humanidad para otros proyectos y emprendimientos), los actuales contextos BANI nos dicen a diario que lo desconocido sí se abraza (con más o menos gusto, sabor y encanto, pero sí se abraza).
Quien no piense, sienta y haga cosas diferentes cada vez que la situación lo requiera, vivirá probablemente días de zozobra en los tiempos por venir. Disponerse a disfrutar de ser novato, nunca tuvo tanta significancia para las cuotas de bienestar de las personas como en la actualidad. Tener distancia del apego que las zonas de confort aprendidas nos dan, nunca fue un factor crítico de éxito tan elocuente como ahora.
En ese sentido conceptos psicológicos como el disfrute, la motivación y el compromiso, se tornan en pilares más que importantes de cara a la construcción de proyectos de vida individuales y emprendimientos colectivos. Si el disfrute es uno de los principales combustibles que tenemos los seres humanos para desear mostrar nuestra mejor versión como personas, la motivación es el motor que lo posibilita, y el compromiso el puente con los otros, en un mundo que nunca fue tan ávido de conexiones, coordinaciones y colaboraciones.
La teoría de la autodeterminación (Ryan y Deci, 2017) evidencia cómo desde la desmotivación hasta la motivación intrínseca (y en el medio la motivación extrínseca), nada es casualidad, los liderazgos efectivos tienen más vigencia que nunca antes, y las disposiciones individuales nos pueden hacer protagonistas todos los días de lo que depende de nosotros.
En ese sentido favorecer la autonomía, el ser competente y las conexiones vinculares (Ryan y Deci , 2017) se constituyen como verdaderas necesidades psicológicas a ser entrenadas, para todas las personas ávidas de tener altos niveles de motivación intrínseca, esa energía interior que nos impulsa a hacer cosas en las que realmente creemos y por las que somos quienes queremos ser.
El diálogo y nuestra capacidad para conversar, los instrumentos de oro para movilizar esa motivación que en los contextos frágiles, ansiosos, no lineales e incomprensibles actuales, estamos viviendo. Vale la pena intentarlo. Hoy más que nunca.
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